noleopoetas

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Actores

Actores

 

Me desperté inmerso en mi vampirismo
Me dolió la luz
Me dolió parirte a través de mi uretra.

Me reí yo mismo tantas veces de tus tetas
Que extraño su melancolía,
Inmerso en mi congoja alimento profecías
Me convierto en una falacia
Me disfrazo de profeta.

Me transformo en una sentencia
Y para no ser mentiroso
Voy muriendo y voy matando

Asesinando a tu familia completa
Pues necesito beber de tu sangre
Pero sin dañarte

Porque eres mi egoísta
Inmensamente enferma
Inmensamente hembra

Te olvidas cuando me pediste violarte
Cuando gemiste cien orgasmos entre desmayos
Cuando gritaste; “puto, puto, puto… me encantas”
Y olvidas siempre cuando destrocé tu garganta.


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Pequeño Relato de Amor y una Supernova

Pequeño Relato de Amor y una Supernova

Al despertar,
como en un manto de satín negro las tímidas estrellas se asomaban parpadeantes ante mi
estúpida mirada.
Como invitándome a celebrar un delirio, como una excitante tentación.
Y entonces toqué su hombro en espiral por la espalda,
me acerqué en elíptica,
en una amorosa constante,
para hacerle saber que me encontraba flotando a la deriva
en el encaje de su falda,
le acaricié sus miedos con todo el cariño del universo
y comenzó a sangrar planetas y estrellas desaforadamente,
con rabia,
como en una novela inconclusa de aventuras espaciales.
Me miró con dolor
y de esos ojos gaseosos suyos se desprendieron dos tiernos cometas.
Me hiso llorar,
tuve frío y aluciné asteroides dentro de mi pequeño sistema
y de ese llanto
un dejo a viento cósmico y canela me arrebató la confianza,
tanto que quise abortar la misión de acunarla contra mi pecho.
No estaba preparado para el vacío,
ni para una vida completa en la oscuridad del infinito,
porque más allá de las luces antiguas, más allá de todas las civilizaciones,
mis dioses duelen heridas y constelaciones.
Y no hay camino desde mi ocaso hacia su vorágine,
y me dejo llevar por una órbita inciertamente plana y heliocéntrica,
mientras que sus ojos entrópicos engullen mi masa,
en tanto florecen caníbales las tristes nebulosas
los tristes harapos
las incesantes colisiones,
los pequeños ocasos.

En donde le dejé atada a su luna una cicatriz
con mi cándido abrazo.


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Madre-Madre

Madre-Madre

 

Y de la mano-mano,
Con todo lo bueno-bueno y por sobre todo lo malo-malo
Con la insignia al frente y los zapatos brillantes
Y la tierra mojada de pasto en las rodillas después de tanta pelota.

Una imagen;

Mi vieja persiguiendo cola-cao pieza por pieza
Insectos bajo el polvo dulce y un suave arrullo de golondrinas.

¿Puedo salir a jugar con los caracoles y las nubes?

Solo ten cuidado con la manguera que ahoga la sed y el fuego
Y a veces caricias
A veces el cinturón que dejó papá abandonado
Antes de evaporarse como una lágrima sobre la estufa,
En la fragancia de cáscaras de limón y naranja
Oleaje tibio de eucaliptus expectorante.
Y antes que nazca el hambre,
Sopita de pan como herencia y legado.

Tuve una bicicleta que me paseaba entre arcoíris,
La perdí en una apuesta contra el tiempo,
Me la cobró una roca mal puesta,
Se la entregué de chico a un señor con clavos en las manos.

Y mi vieja con la ropa mojada a cuestas,
Los pequeños almuerzos,
Los sacrificios constantes
El llanto secreto, pequeño, sereno
Tuve pena pero sin permiso
Y quise escudriñar en su vientre para saber por dónde estaba abollado el molde
Y fuiste madre cuando llovieron piedras
Y fuiste madre en el terciopelo
Y fuiste madre hasta que la amistad se volvió adulta
Y la satisfacción floreció mariposas en tus ojos
Y de la mano-mano
Para lo bueno-bueno
En todo el amanecer
En toda la distancia,
Con todo el orgullo y todas las palabras.