__ El dolor duele… y duele hasta que deja de doler__ esa era mi mejor frase y como si fuera una verdad innegable, se la escupí en la cara con orgullo.
Él en cambio me miró con ojos divertidos, antes de hablar con esa mueca simpática que parece más bien una sonrisa burlona, muy parecida a la mía.
__ Ya, y eso ¿qué significa?
__ Eso, hermano mío, significa que no tiene nada de malo sentirse así, cuando algo duele no hay mucho qué hacer, solo aguantar, tragar saliva y seguir adelante.
__ Tienes razón__ me dijo de vuelta, de nuevo con esa particular sonrisa, mientras dibujaba un gato con una ramita en el barro.
Luego recogió su corazón del suelo y lo limpió, le quitó los restos de pasto y la tierra con una botella de agua que compré para que le resultara más fácil. Después volvió a ponerlo dentro de su pecho, le ayudé a coser la herida con cuidado, usamos mi mejor imitación del zurcido japonés, igual le quedó una cicatriz fea, pero ya no se veía la sangre ni el hueso desnudo.
Más tarde se dio una ducha, se lavó los miedos y se limpió las dudas, y como si hiciera falta, me dio las gracias otra vez.
Es mi hermano, como no podía hacer otra cosa lo besé en la frente y lo puse en una micro de vuelta a la vida.
Nunca más volví a verlo triste.
noleopoetas 
March 2, 2011 at 7:46 pm
La primera línea es simplemente notable… como para un gran pensador xD
El texto trae muchos recuerdos a colación… se agradece