Hola, estoy de visita,
conocí en este viaje 10.000 estaciones
y desabroché terrenos en largos desiertos.
Tuve algunos hijos y algunas hijas
que pedí prestados,
pues en estos desiertos sin botones
pasan los años como gaviotas.
No se ahora si olvidé saludarte
pero te vi nacer y te vi morir
unas veces.
La guerra ha sido edificio de agonías, de balas y besos
y atada a la cintura tu gran lapida
y en el pecho un desierto.
Coleccionas aun decepciones, es evidente
y entre bombas y sirenas
una llama desnuda el esqueleto
de los miedos y las caricias.
No vuelvas entonces pues este
es mi propio viaje;
las líneas de un tren roto marcarán la ruta de mi cortejo.
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