noleopoetas

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Madre-Madre

Madre-Madre

 

Y de la mano-mano,
Con todo lo bueno-bueno y por sobre todo lo malo-malo
Con la insignia al frente y los zapatos brillantes
Y la tierra mojada de pasto en las rodillas después de tanta pelota.

Una imagen;

Mi vieja persiguiendo cola-cao pieza por pieza
Insectos bajo el polvo dulce y un suave arrullo de golondrinas.

¿Puedo salir a jugar con los caracoles y las nubes?

Solo ten cuidado con la manguera que ahoga la sed y el fuego
Y a veces caricias
A veces el cinturón que dejó papá abandonado
Antes de evaporarse como una lágrima sobre la estufa,
En la fragancia de cáscaras de limón y naranja
Oleaje tibio de eucaliptus expectorante.
Y antes que nazca el hambre,
Sopita de pan como herencia y legado.

Tuve una bicicleta que me paseaba entre arcoíris,
La perdí en una apuesta contra el tiempo,
Me la cobró una roca mal puesta,
Se la entregué de chico a un señor con clavos en las manos.

Y mi vieja con la ropa mojada a cuestas,
Los pequeños almuerzos,
Los sacrificios constantes
El llanto secreto, pequeño, sereno
Tuve pena pero sin permiso
Y quise escudriñar en su vientre para saber por dónde estaba abollado el molde
Y fuiste madre cuando llovieron piedras
Y fuiste madre en el terciopelo
Y fuiste madre hasta que la amistad se volvió adulta
Y la satisfacción floreció mariposas en tus ojos
Y de la mano-mano
Para lo bueno-bueno
En todo el amanecer
En toda la distancia,
Con todo el orgullo y todas las palabras.


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Colofón

Colofón

No hay sonidos mudos a la víspera de un gemido,

Solo arrugas en los pliegues de una sábana obscena

Y la humedad de un millón de palpitaciones.

Como la energía de una convulsión primeriza o el orgasmo de una semilla en su brote,

La lengua hambrienta galopa por entre muslos y promontorios

Y acecha los labios, las mariposas, los huracanes

Y en el cabello suelto, remolinos de madera al viento.

En el espejo de la inconsciencia mientras la vida amanece en un complejo de luces estáticas,

Mantengo la boca abierta en un grito callado y asfixiante, como una grosera trampa

En la que mueres

En la que existes

En la que juegas

En la que sangras en el éxtasis de hinchadas venas rasgadas.

 

A modo de colofón confieso;

Tengo entre tus piernas el recuerdo de una cajita de cristal en la que te guardé un suspiro.